miércoles, 24 de febrero de 2016

El Tao







Hace un tiempo, cuando me preguntaban si creía en Dios, yo respondía "no sé".  Pero vamos al comienzo de esta vida: cuando era chico decía que "sí", después, durante mis 20 decía "no sé" (me consideraba "agnóstico"), y hoy diría "si y no".


-Sí en cuanto creo en una "divinidad", en algo "superior" y "subyacente" a todo, que nos conecta y lleva en cierta forma los "hilos" del universo.

-No en cuando al Dios "personalista", hecho a "imagen y semejanza" del hombre, del que hablan las grandes religiones monoteístas.


Pero entonces COMO es el Dios en el que creo?  Hace poco, viendo un video de Eckhart Tolle sobre el Tao Te Ching me encontré con un "concepto" que me pareció más cercano a como creo que sería Dios; es la descripción que da Lao-Tse del Tao.


Lao-Tse supuestamente vivió en el siglo VI a.C. en China, siendo contemporáneo del Buda en la India, y escribió el Tao Te Ching, que sería la "Biblia" del taoísmo.


Y que dice Lao-Tse que es el Tao? La palabra en sí significa -entre varias cosas más- "camino", solo que sería más parecido a lo que es "way" en inglés, que tiene varios significados. Pero qué es el Tao? Es tan difícil de explicar con palabras que al comienzo de dicho libro dice: "El Tao que puede ser expresado no es el Tao eterno". Que quiere decir con esto? Que el Tao, que es la fuente de toda vida en el universo (es el universo en sí), es algo que va más allá de lo que nuestra mente podría si quiera imaginar: es "algo" (no es siquiera un "algo") inasible por nuestro lenguaje y entendimiento. Es el "todo" y la "nada" a la vez, es como una "energía" (no es una energía tampoco) que subyace a todo, ya sea los seres vivos, los inanimados, el aire, los planetas, estrellas, todos los objetos celestes y el vacío mismo, por lo que no puede ser expresado en palabras ni ser comprendido por nuestro limitado entendimiento. Por eso, todo lo que digamos del Tao va a ser solo una mísera aproximación, mas no el "Tao eterno".


Si bien es informe (no tiene forma) inasible e inaprensible para nuestra mente, lo podemos ver al manifestarse en el mundo de la forma (nuestro mundo), y todo lo que vemos es el fluir del Tao, el cual está siempre en movimiento, siendo la ley de todo en el universo y manteniendolo en orden y equilibrio.


Aunque en su origen, en su aspecto informe, es Uno, en este mundo de las formas se manifiesta como una dualidad, el ser y el no ser dirá Lao-Tse, el Yin y el Yang, complementos necesarios para que, tendiendo siempre al equilibrio, fluya en permanente cambio, haciendo evolucionar al universo.


Eso seríamos nosotros, eso sería Dios: Tao manifestándose en esta dimensión de las formas, danzando en un universo increíble, naciendo y muriendo, volviendo una y otra vez a experimentar esta loca sensación de vivir en este mundo de sueños.  Loco, no?





domingo, 14 de febrero de 2016

Buda y Dios





"Una mañana un hombre le preguntó: «¿Existe Dios?». 

Buda miró al hombre a los ojos y le -dijo: «No, Dios no existe». 

Ese mismo día, por la tarde, otro hombre le preguntó: «¿Qué piensas acerca de Dios? ¿Existe Dios?». 
Buda miró al hombre a los ojos y le dijo: «Sí, Dios existe». 

Ananda, que estaba con él, se quedó muy confundido, pero él ponía siempre mucho cuidado en no interferir en nada. Si tenía alguna pregunta, por la noche, cuando todo el mundo se retiraba y Buda se disponía a dormir, se la exponía. 

Pero esa tarde, a la puesta de sol, otro hombre vino con una pregunta muy parecida aunque formulada de forma distinta. El hombre dijo: «Hay gente que cree en Dios y hay gente que no cree en Dios. Yo no sé a quien creer. He venido a pedirte ayuda». 


Ananda estaba muy interesado en oír la respuesta de Buda; en un mismo día había dado dos respuestas absolutamente contradictorias y ahora surgía una tercera oportunidad (y no hay una tercera respuesta). 

Pero Buda le dio una tercera respuesta. No habló, cerró los ojos. Era un hermoso atardecer. Buda estaba en un bosquecillo de mangos. Los pájaros estaban posados en las ramas de los árboles. El sol acababa de ponerse y soplaba una brisa fresca. 


El hombre, al ver a Buda sentado con los ojos cerrados, pensó que quizás era esa la respuesta, así que se sentó junto a él con los ojos cerrados. 

Transcurrió una hora y el hombre abrió los ojos, tocó los pies de Buda y dijo: «Tu compasión es grande. Siempre te estaré agradecido por haberme dado la respuesta». 

Ananda no podía creer lo que veía, porque Buda no había dicho una sola palabra... Y el hombre se marchó tan contento, totalmente satisfecho. Entonces Ananda le dijo a Buda: «¡Esto es demasiado! Deberías pensar en mí; me vas a volver loco. Estoy al borde de un ataque de nervios. A un hombre le dices que Dios no existe, a otro hombre le dices que Dios existe y al tercero no le contestas. Y el tercero dice que ha recibido la respuesta, está contento y agradecido, y te toca los pies. ¿Me puedes explicar qué significa todo esto?». 


Buda dijo: «Ananda, la primera cosa que debes recordar es que esas preguntas no las habías formulado tú; por tanto, esas respuestas no eran para ti. ¿Por qué te preocupas innecesariamente por los problemas de otra gente? Primero soluciona tus propios problemas». 



Ananda dijo: «Es cierto, esas no eran mis preguntas y la respuestas no iban dirigidas a mí... ¿Pero qué puedo hacer? Tengo oídos y oigo, y he oído y he visto, y ahora todo mi ser está confundido. ¿Cuál es la respuesta correcta?». 

Buda dijo: «¿Correcta...? Lo correcto es la consciencia. El primer hombre era un teísta y quería que le reafirmase en su creencia de Dios. Vino con una respuesta -una respuesta hecha- solamente para que le reafirmase en su creencia y poder decir: "Estoy en lo cierto, incluso el propio Buda me ha dado la razón." Por eso le he dado esa respuesta, solamente para perturbar su creencia, porque creer no es conocer. 

»El segundo hombre era un ateo. También ha venido con una respuesta, una respuesta hecha -que Dios no existe-, y quería que le reafirmase en su incredulidad para poder decir que pienso como él. Tuve que decirle: "Sí, Dios existe." Pero el propósito era el mismo. 

»Si eres capaz de ver mi propósito, verás que no hay contradicción. Estaba perturbando la creencia preconcebida del primer hombre y la incredulidad preconcebida del segundo hombre. La creencia es afirmativa, la incredulidad es negativa, pero en realidad ambas son una misma cosa. No provienen de alguien que conoce; y ninguno de ellos era un verdadero buscador, ambos acarreaban prejuicios. 

»El tercero era un verdadero buscador. No tenía ningún prejuicio, abrió su corazón y me dijo: "Hay gente que cree en Dios, y hay gente que no cree en Dios. Yo no sé a quien creer. He venido a pedirte ayuda." Y la única ayuda que podía darle era una experiencia de consciencia silenciosa; las palabras son inútiles. Y cuando he cerrado mis ojos ha entendido el mensaje. Era un hombre con una cierta inteligencia: abierto, vulnerable. Y cerró los ojos. 


»Al profundizar en el silencio, al volverse parte del campo de mi silencio y mi presencia, ha empezado a adentrarse en el silencio, a adentrarse en la consciencia. Cuando transcurrió una hora parecía como si sólo hubieran transcurrido unos minutos; no recibió ninguna respuesta en palabras pero recibió la verdadera respuesta en silencio: no te preocupes acerca de Dios, no tiene ninguna importancia si existe o no. Lo que importa es la existencia del silencio, si existe o no la consciencia. Si eres silencioso y consciente, tú mismo eres Dios. Dios no es algo ajeno a ti: o eres una mente o eres Dios. En silencio y conciencia, la mente se disuelve, desaparece, y se te revela la divinidad. Sin haberle dicho nada ha recibido la respuesta, y la ha recibido de una forma perfectamente correcta»."


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Con esta hermosa parábola budista creo que queda clara la diferencia entre un verdadero buscador y un fanático o dogmático:

-El primero está siempre abierto a la duda, su búsqueda es honesta, sincera, y está siempre dispuesto a aprender.

-En cambio el segundo solo tiene certezas, cree en forma dogmática y su búsqueda no es tal, ya que solo quiere defender a toda cosa su creencia, la cual no esta dispuesto a dejar de lado aunque le demuestren que esta errada. Y no esta dispuesto a aprender, por el contrario, quiere enseñar  a los demás, a los que considera equivocados.